Justo antes de aventarse el clavado está la duda. El miedo, la incertidumbre.
Esto podría cambiarlo todo, tú lo sabes, o también podría ser que no pasara nada absolutamente nada y es eso lo que temes, lo que te detiene.
Desde el borde del acantilado, la perspectiva es aun más impresionante, posee una belleza infinita y soberbia , de la cual no es posible percatarse sino hasta afrontarla, como ahora tu lo haces.
Las olas del mar susurran seductoramente en tus oídos, es la señal que estabas esperando. Titubeas, sí, pero cierras lo ojos y te dejas caer. ..
Ahí te enceuentro y mis labios se hunden en los tuyos por primera vez. la superficie queda lejos muy lejos y no sé si serás mi salvación o destrucción. Tan sólo era eso lo que yo estaba esperando, que buscaras mi mirada y encontraras tú reflejó en mis ojos
Tal vez algun día te amare...
miércoles, 3 de marzo de 2010
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